viernes, 9 de octubre de 2015

bajo la lluvia (historia Luz y sombra)





Las niñas se están durmiendo, pero nunca se lo hacen sin que les lea un cuento de hadas; esta vez se trata de Cenicienta de la que nunca se aburren a pesar de escucharla un montón de veces, atraídas por su belleza, por su generosidad y por su sensatez. A penas terminar de leer la última línea del cuento, que mis dos rayos de sol ya están rendidas al dulce sueño, apago la luz y me detengo por un par de minutos mirando la dulzura de sus dos rostros llenos de cariño, acaricio sus muflones suaves y tiernos “¡qué serenidad e inocencia!,… es la infancia” - lo comento yo dentro de mí misma –brindándome estos versos afables y cálidos de Magali Sauceda:
“Hoy más que nunca le doy las gracias a Dios, porque me ha dado el
Regalo más grande que cualquier mujer anhela tener, el regalo de
Ser madre, y mandarme dos ángeles del cielo y disfrutarles hasta el
día de hoy…”
Me dirijo hacia mi cuarto, apago la luz y me deslizo en la tibieza de las mantas orando unos versículos del libro sagrado-el Corán- y suplicando a Dios que nos amparen a mí, a las niñas y a toda aquella gente que padece las guerras y las injusticias que colman ya toda la humanidad…
Y…repentinamente una mano fría, inusual y desprovista de todo calor humano-como si fuera una punzada eléctrica- se posa en mi hombro; en un sobresalto, abro los ojos-estremecida-para barruntar qué es esto que quiere aniquilarme el sueño…
Así veo una penumbra, de silueta negra vestida de una capa nubosa me está mirando, quebrando el hielo que se apodera de mi sangre, diciéndome sin ninguna cortesía de presentación con una voz helada y áspera:
_ ¡Cariña! Prepárate ya es tiempo, eso sí, es tiempo de echarte en mis brazos y compenetrarte en mí porque ahora tú me perteneces.
_ ¡Qué Dios me ampare!.. Pero ¿Quién eres tú? Y ¿Qué me quieres?
_ ¡Soy Doña Soledad!
_ ¡Soledad! Y… ¡doña! Comento con mucha sorpresa –interrumpiéndosela-
Y prosigo diciendo:
_Doña Soledad por el mucho respeto que te debo; yo no te pertenezco, además nunca seremos amigas…Es que tú te apoderas de los corazones rotos y torcidos para alimentarte y engrosarte; extendiendo más tu poder cavernoso; arrojando tu capa melancólica oscureciendo los huertos fértiles y primaverales de los corazones quietos.
A ver si damos la palabra a la luz de mi corazón hablar con tu sombra y la que acaba vencida se somete a la otra…
Así una mueca de santa picardía se traza en su cara áspera y tosca, aceptando el reto…
Entonces, la Luz hace un paso adelante y dice con voz majestuosa:
_ yo soy la luz derramada del Sol madre de los planetas, soy la radiación emisora de energía, de amor y de vida anunciando el comienzo de la primavera, apartando las nubes cuitas de los corazones y la suavidad de mis rayos alumbra y embalsama todos los rincones oscuros del corazón…
En este momento interviene la Sombra diciendo:
_ Yo soy la sombra capaz de obstaculizar tu propagación, yo soy la alabada por muchos poetas, yo soy la realidad y el deseo; y los mejores versos salieron de la pluma de Luis Cernuda quien me dedicó versos inolvidables clavados en los corazones de los poetas…oye:
Cómo llenarte, soledad,
Sino contigo misma
El mar, el mar como su nombre hermoso;
Y sobre todo ellos,
Cuerpo oscuro y esbelto,
Te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
Y tú me das fuerzas y debilidad
Tú, verdad solitaria,
Transparente pasión, mi soledad de siempre,
Eres inmenso abrazo;
Por ti, mi soledad, los busqué un día;
En ti, mi soledad, los amo ahora.
De hecho, la luz en un sentimiento de enternecimiento se siente conmovida ante esa ovación de melancolía suave, diciendo con voz baja y cariñosa:
“Pero si se da tal poder a la sombra, la existencia parece perder su sentido existencial y glorioso”. Recordándose un comentario conciso de Luis Miguel Vicente García, que dice:
“Las intenciones puras en el mundo de las dobles intenciones traen siempre una luz
Por oscuro que sea el nubarrón en que nos sintamos. Y no es una luz echa de
Palabras, porque hay amor para sentir que para decir”.
Prosigue la luz, diciendo:
_ Pero… Luis Cernuda tampoco se obvió en evocarme en sus poemas… oye esto:
Era de madrugada.
De entresueño, y lento iba
A despertar el pecho,
Avido de tornarse sangre tibia
Era otra vez la vida.
Alguien dijo palabras
De nuevo nacimiento.
El cielo rojo abría hacia lo lejos
Tras de olvidos y alcores;
El aire estaba en calma.
La luz me remordía
Así rogué, con lágrimas,
Fuerza de soportar mi ignorancia resignado,
Trabajando, no para mi vida ni mi espíritu,
Mas por una verdad en aquellos ojos entrevista
Ahora. La hermosura es paciencia.
Sé que el lirio del campo,
Tras de su humilde oscuridad en tantas noches
Con larga espera bajo tierra,
Del tallo verde erguido a la corola alba
Irrumpe un día en gloria triunfante.
y… de repente un efluvio de luz brota de la sombra misma hilvanada y deslizada ya por debajo de la capa nubosa de Doña soledad, que ésta me está mirando inquieta y torcida ante el triunfo de la luz del corazón.
Así bajo la melancolía, la angustia y la muerte; la sombra está cansada de estar cansada y ha dirigido su intención a la luz y la luz ha respondido-“cuanto más pura es la intención más luminosa es el resultado del decir”(Luis Miguel Vicente García).
Por lo tanto, en la oscuridad prende una luz que deja a la oscuridad con luz; esto lo que se llama el poder del amor; la luz se alcanza por la fuerza de la intención pura del amor.

Un silencio quieto se arroja en la alcoba, entonces he susurrado a la luz de mi corazón diciendo: a ver si las golondrinas en una mañana de primavera, llegaran riéndose, cantando y derramando en todas partes a su paso alegría y luces dulces, ¡en todas partes!,… hasta en mi corazón embalsamado y en cuya aureola brillan la belleza y la esperanza…


Luz y Sombra

Hajer Kéfi

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